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Cuando se trata de conservas de pescado, es importante asegurarse de elegir productos de calidad y almacenarlos adecuadamente para garantizar que están en un estado óptimo.

Aquí te damos unas pautas sencillas para que las tengas en cuenta. 

1. Elige marcas reconocidas y de confianza:

Cuando vayas a comprar conservas de pescado, opta por marcas reconocidas y de confianza. Fíjate también que ofrezcan información clara sobre el origen y la tipología del pescado; para ello echa un vistazo a los ingredientes. 

2. Verifica las fechas de caducidad:

Revisa la fecha de caducidad o de consumo preferente. En el caso de todas nuestras  conservas Serrats, el consumo preferente es de 5 años; sin embargo, nuestras anchoas del Cantábrico y los boquerones son una SEMIconserva, por lo que el periodo de consumo preferente es de 3 meses en el caso de los boquerones y de 8 a 12 meses en el caso de las anchoas. Y recuerda, ambos productos tienen que conservarse en frío para que su proceso de maduración no se acelere.

3. Examina el estado del envase:

Observa que las latas no tengan abolladuras y que los frascos no hayan perdido el vacío. Para ello puedes fijarte en un botón (una especie de circulito) que hay en el centro de la tapa, si éste está “hundido” significa que el vacío es correcto.

4. Almacenamiento adecuado:

Una vez que tengas tus conservas en casa, almacénalas de forma correcta. Mejor en un lugar fresco y seco, alejadas de la luz directa del sol y fuentes de calor.

En el caso de las anchoas y los boquerones, que son una SEMIconserva, recuerda guardarlas siempre en el frigorífico.

5. En el caso de las anchoas y boquerones:

Acuérdate de sacarlas del frío por lo menos 30 minutos antes de su consumo. Y, como dato curioso, el aceite de oliva cuando está frío, se “solidifica” en forma de bolitas blancas. Ya tienes aquí una pista para distinguir un aceite de oliva de otros aceites de origen vegetal.

6. Qué hacer si te sobra producto…

En este caso (aunque no es lo habitual que quede ni una miga ;-), lo que debes hacer es cubrirlo con su líquido de cobertura o en su defecto con aceite de oliva o vegetal suave y guardarlo en el frigorífico. Te recomendamos que lo consumas en un periodo de dos o tres días.

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