A día de hoy se oye mucho que este alimento nos aporta “buenas grasas” o que hay que evitar las grasas trans.
La Dra. Arantza López-Ocaña va a tratar de explicarlas de forma sencilla en este post:
Las grasas o lípidos, son un macronutriente que junto con las proteínas y los hidratos de carbono, son necesarias para el correcto funcionamiento de nuestro organismo por las diferentes funciones que tienen: reserva energética, fundamentales en la formación de las membranas celulares, contribuyen en la absorción de determinadas vitaminas (como la Vitamina D), etc.
Dentro del grupo de grasas que consumimos, vamos a diferenciar de forma general y fácil, los tres tipos de grasas que afectan directamente a nuestra salud:
Grasas Saturadas
Generalmente sólidas a temperatura ambiente; pueden ser de origen animal y vegetal, están presentes en la mantequilla, queso, carne roja, aceite de coco y palma entre otros alimentos. Favorecen, en un consumo excesivo, el aumento del colesterol “malo” así como la aparición de determinadas enfermedades cardiovasculares.
Se aconseja no superar el 10 % de las calorías diarias que necesitamos (entre 2000 y 2500 Kcal. al día), cuyo origen sea de este tipo de grasas.
Grasas Trans
¡Estas son las malas-malas de la película! Aumentan el Colesterol “malo“ o LDL, disminuyen el bueno o HDL, aumentan los triglicéridos, aumenta el riesgo de forma significativa de padecer enfermedades cardiovasculares.
Si leemos una etiqueta y leemos “parcialmente hidrogenada o hidrogenada“ debemos de huir de ese alimento. Pueden estar presentes en preparados alimenticios como: comida rápida, galletas, pizzas congeladas, helados, tartas, pasteles, etc.
Grasas Insaturadas
¡Son las buenas de la peli! tenemos grasas monoinsaturadas (las encontramos en el aceite de oliva , frutos secos y el aguacate, entre otros alimentos) y polinsaturadas; dentro de las grasas polinsaturadas, encontramos las conocidas omega 3 y los omega 6.
Están presentes en los frutos secos, en la linaza o lino molido , semillas de chía, y en los pescados azules como sardinas, bonito, salmón, anchoas, etc. y su consumo es muy interesante porque ayudan a regular el colesterol total, subiendo el bueno y bajando el malo, regulan la tensión arterial, reducen los triglicéridos, etc por lo que son excelentes protectores del sistema cardiovascular.
Pescado azul, aceite de oliva, semillas, frutos secos, no deben faltar en nuestra dieta (recordad dieta: modo de vida), siempre englobado dentro de unos hábitos de vida saludables.