Conservas Serrats es una de las empresas con más historia dentro del sector de las conservas de pescado. Probablemente la más antigua sea nuestra empresa, fundada por José Serrats en 1850.
De Catalunya a Euskadi
El origen de Conservas Serrats se encuentra en La Escala (Girona). Allí, José Serrats I se dedicaba a preparar anchoa en salazón y allí permanece hasta más o menos 1870. Ese año empieza a descender la producción de anchoa en la zona norte del mediterráneo. Las perspectivas eran malas, y Serrats decidió trasladarse donde en aquel entonces había anchoa: el Golfo de Vizcaya.
En 1890, José Serrats se estableció industrialmente en las inmediaciones del puerto de Bermeo, con el deseo de conservar y llevar a los lugares más alejados la deliciosa frescura y sabor de los productos del mar Cantábrico. Ayudado por la excepcional calidad del pescado, implantó las nuevas técnicas de conservación provenientes de Francia, que le permitieron introducir rápidamente sus elaborados en los mercados europeos.
En Bermeo, José Serrats I siguió con la elaboración de anchoa para los clientes que tenía en Catalunya, pero gracias a la gran calidad de la anchoa extendió su mercado al extranjero, principalmente a Italia. Esto hizo que modificara la forma de preparación de la anchoa en función de este nuevo mercado. Mientras en Catalunya el tiempo de salazón de la anchoa era de un mes, en Bermeo se alargó a tres meses, con lo que la anchoa resultaba mejor, más desengrasada.
El crecimiento de la semiconserva
Este crecimiento le hizo prosperar mucho y llegó a instalarse en cuatro puertos del Cantábrico además de en Bermeo: Pasajes, Lekeitio, San Juan de la Arena (Asturias), Anchove y posteriormente en Galicia. A partir de 1914, en Conservas Serrats, comenzamos a exportar también al mercado norteamericano.
Inicialmente en Conservas Serrats nos dedicábamos a la salazón y semiconserva de la anchoa, pero fuimos diversificando progresivamente nuestros productos, hasta abarcar muchos tipos de pescado, todos de origen Cantábrico. Para ello, por primera vez dispusimos de nuestra propia flota de abastecimiento. Sin embargo, los tiempos cambian y la economía evoluciona: abandonamos esta actividad a partir de los 80 por su baja rentabilidad…
Paralelamente a la anchoa en salazón, se desarrolla la semiconserva de anchoa. Esa iniciación en la conserva constituye un nuevo impulso para el negocio familiar, que participa en algunas embarcaciones de pesca locales. Tras una primera experiencia de aproximadamente dos años, José Serrats, decide retirarse de este negocio y dedicarse exclusivamente a la conserva o salazón del pescado. Los primeros años de la conserva fueron duros ya que la financiación requería dos años de trabajo, porque la mercancía se vendía al año siguiente de fabricada. Resultaba sorprendente comprobar que la conserva iba mejorando con el tiempo de envasado: cambiaba la idea de consumir rápidamente el producto fresco. La conserva permitía mejorar el producto a lo largo del tiempo, cosa que no pasaba con la salazón.
Vocación exportadora
Desde principios de siglo XX más de la mitad de nuestra producción se destinaba a la exportación bajo las denominaciones comerciales de “Serrats” y “La Pescadora”, que ya empezamos a litografiar a principios de siglo. Los mercados que abarcábamos inicialmente eran el francés y el sudamericano, mientras que hoy nos dirigimos preferentemente a Italia, Suiza, Alemania y también América.
La influencia de los cuatro años de la primera guerra mundial fue enorme en el comercio con Europa y América puesto que los fletes y los seguros elevaban el precio de las conservas. Además, se perdían parte de las mercancías y los seguros no cubrían el valor de las mismas. En aquellos momentos el “boom de las conservas” se “conservó” de todo. La gran demanda de la conserva permitió ampliar mercados, de manera que hacia 1930 podemos encontrar ventas al Vaticano, Sudamérica, etc.
Hacia 1945, la concentración de la pesca llevó al cierre de las fábricas de San Juan de la Arena, Lekeitio y el Anchove, concentrándose toda la producción en las fábricas en Pasajes y Bermeo.
Tradición y calidad
A lo largo de todos estos años nuestro proceso productivo ha variado muy poco. Hemos perfeccionado nuestras técnicas para lograr una mayor calidad, pero siempre manteniendo el respeto por la tradición: la captura de nuestras materias primas mediante las artes de pesca tradicionales es uno de nuestros mayores distintivos.
Hoy en día en Conservas Serrats continuamos elaborando nuestros productos siguiendo un cuidadoso proceso artesanal. Eso sí, hemos aprendido y mejorado a través de cinco generaciones. Nuestras instalaciones están dotadas de innovadoras tecnologías con las que mejoramos las condiciones de mantenimiento, selección y envasado del producto, asegurando así que llegue a su destino en óptimas condiciones.
Nuestras técnicas artesanales evitan que nuestros pescados sufran maltrato, lo cual mejora el sabor y textura de las conservas. Este esmerado trabajo, junto a la selección de las mejores materias primas (nuestros pescados, aceites y envases) utilizadas en la elaboración de nuestras conservas, son la garantía para conseguir el objetivo: unas conservas de una calidad excepcional.
Todo ello, unido a un minucioso y estricto sistema de control de calidad, es lo que nos permite seguir contando con la confianza de los más exigentes mercados nacionales e internacionales.